El otro día me encontré con una vieja amiga del instituto, y
quedamos para tomar un café. Y cuál fue mi sorpresa cuando me contó que ahora
trabajaba todos los fines de semana como asesora tuppersex. No pude evitar
preguntarle absolutamente todo de cómo es: ¡La empresa te da la formación, y
luego tú impartes las reuniones tuppersex cuándo, dónde y cómo quieras! Se nota
que debe estar ganando un buen dinero, pues me comentó que se va con su marido
y sus dos hijos de crucero este verano… ¡Así yo también quiero ser asesora tuppersex!
Y la verdad es que no es ninguna mala idea, porque siendo
asesora tuppersex puedo mantener mi trabajo entre semana y en ratos libres
hacer reuniones tuppersex. Creo que voy a comenzar en este nuevo trabajo ¡ojalá
se me dé bien trabajar de asesora tuppersex!